Cotón de Tuléar

El Cotón de Tuléar es fruto de una adaptación a las rigurosas condiciones climáticas de la isla de Madagascar. Este divertido perrito se ha adaptado de forma natural a su clima para protegerse tanto del calor como del frío.

Ya sea una leyenda urbana o una historia real, una maravillosa historia cuenta sus orígenes. Tuléar, el puerto de Madagascar en el siglo XVI, fue testigo de muchos intercambios comerciales en esa época.

Europa,y más en concreto Francia, se benefició enormemente de esta posición comercial. Un barco, en el que sólo había tres bonitas perras, fue atacado por piratas. Trésor, Bijou y Belle, los tres bonitos perros Bichon, aparentemente sobrevivieron al naufragio.

Así se encontraron en la playa de Tuléar acompañados por el cuarto superviviente del naufragio, el ratonero pirata. Las bellas damas y el pirata concibieron muchas bolitas de algodón en la playa de Tulear y así crearon el muy bonito Coton de Tuléar.

Se trata de una preciosa leyenda, pero este bonito perrito podría, más probablemente, haber sido cruzado con perros locales. El Cotón de Tuléar, tal y como lo conocemos hoy en día, es sin embargo el fruto de su adaptación al duro clima de la isla.

Su magnífico pelaje se ha adaptado realmente para convertirse en su mejor protección para poder resistir a todos los cambios climáticos de este magnífico país situado en el Océano Índico.

Las relaciones comerciales entre Francia y Madagascar siguen existiendo y este magnífico perrito peludo fue traído en el equipaje de los franceses y despertó así la curiosidad de todos. Así pues, la raza fue reconocida en 1970 y el Cotón de Tuléar se convirtió entonces en una raza bien definida.

Hoy en día, no quedan muchos de ellos en la isla de Madagascar puesto que Francia es ahora el depositario de la raza y de su estándar y posee alrededor del 90% de la población de todo el planeta.